HOTEL CHELSEA -HOTEL MADRID

Cuando me acerqué a la habitación 924 sentí que mi sueño se estaba cumpliendo, que por primera vez era feliz. Nunca he sabido muy bien el porque, pero esa habitación marcaría un antes y un después. Era un día soleado en Madrid y estábamos nervisosos y porque no decirlo, la ansiedad era palpable.Quizá los mejores momentos de mi carrera hayan sucedido en los Hoteles, pequeños palacios de paso, tiendas de campaña en el viaje del eterno buscador, lugares encantados, melancólicos, extraños y a veces solitarios. Hermitaños, soñadores, viajeros, escritores, poetas, corazones rotos y fogosos amantes, novios, pintores, ladrones, vendedores fracasados y traidores...todos se escondieron alguna noche en una habitación perdida de una ciudad a oscuras.
Alguna vez prometí entre esas cuatro paredes que buscaría mi destino, basado en el eterno sueño del arte y la expresión, un modo de ver el mundo por medio de la pura y sana visión de un humilde comunicador de sensaciones. Sentir es el motor de cualquier individuo que se inclina por la elección de decir algo, sacar eso que quiere expresar y arrojarlo al viento con el fin de que algún terreno fértil reciba el mensaje de libertad.
Hoteles, habitaciónes, pasillos y escaleras...lugares. Y allí, escondidas, las perversas musas...

Las mismas sensaciones, las mismas musas del Hotel Chelsea en New York, me estaban esperando para poder asesinar algunas palabras en forma de canción...las mismas.
HECTOR GERONIMO
Fotos: NYC, Hotel Chelsea- by Hook

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