
Resulta irónico pensar en el pasado cuando te resistes a cambiar de rumbo. Y es que cuando ves que te acercas cada vez más al límite, solemos recordar e imaginar cómo hubiera sido nuestra vida si hubiéramos tomado otras decisiones. Y volvemos a lo mismo. El círculo se cierra y regresamos al presente de la mano de nuestra amiga incondicional, la nostalgia. La puerta se abre y entramos engañados a esa realidad que nos inventamos a fuerza de lectura y un poco de imaginación. Revivimos esas escenas de los libros más amados en las calles de nuestra actualizad. Formamos parte del teatro, somos por primera vez protagonistas de nuestro presente. Quizá ese destino que tanto buscamos no esté tan lejos como las estrellas, pero siempre que podamos, nos emborrachamos de tristeza entrando en ese pasillo angosto e inquietante llamado soledad...
Bienvenido humano al país de la belleza...
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