
La agonía de un sueño eterno. Un grito en el medio de la tarde y el tráfico que no para y nunca se detendrá. La gente ya se ha olvidado...estás aqui? Eres como el desaparecido que ha llegado otra vez a la isla sin recuerdos ni maletas. Camino y con los pasos las lágrimas, los azotes y las postales de ese hermoso momento que no volverá a repetirse. Cae la lluvia de verano y luego el otoño que se detiene en una noche profunda y fría. Te observo a través de las ventanas con los cristales empañados añorando el abrazo partido, el calor de tu piel de seda. Si verdaderamente se rompen los corazones, los sueños son los culpables. Con una sola idea podemos llegar a la azotea y conquistar la vía láctea si es posible. Pero nos quedamos en las trincheras, cobardes, limpiando las medallas de esas batallas que nunca fueron reales. Sólo nos queda rezar por la libertad.
Amar en silencio.
Llorar por la ausencia.
Hector Geronimo
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