EL DIA DE LA BESTIA

Txema G en la hermosa vista desde el jardin de los estudios

Encontre una salida para ese laberinto emocional: Construir canciones, intentar que sean bellas, que tengas alas, que posean vida, un sueño, un deseo, una palabra, un mensaje o una llave. Encontré en esa función, una hermosa y romántica forma de acceder a nuevas esferas de sensaciones. No se si podré lograrlo algún día, o sencillamente sea una utopia. Cuando leo a artistas que me gustan, en sus entrevistas o biografías, capto aquel mensaje de búsqueda constante…TODO VIENE Y TODO VA. El tiempo no se detiene, el movimiento de nuestros cuerpos es constante y tiene un fin.

El miércoles fue un día húmedo y gris. El viento soplaba con intensidad y los arboles gritaban con los brazos abiertos, en un paisaje lleno de verdes prados. Asomado al ventanal del control room de los estudios Royal Sound, pensaba en unas palabras de Enrique Bunbury, hablando de que se sentía artesano, mas que artista. Enrique, alguien tan especial. Cuantas cosas nos has mostrado con tanta inteligencia. Vuelvo a mirar dentro y la sonrisa de Txema se funde en una carcajada de nuestro productor Ruben. Juntos constituyen un gran equipo y pasan a otra de las pocas canciones que quedan por definir en esta sesión. El ambiente es de armonía. Vuelvo a mirar el paisaje y veo un par de aves que vuelan sobre el valle. Libres, rozando la libertad en el horizonte.
Intento abstraerme de la naturaleza pero es imposible, soy parte de ella, soy parte de una mecánica natural y viva.
Y allí me siento bien.
MOEBIO014