
Puedo hablar del dolor durante años. Durante toda una vida. Pero no todo fué caos en mis días. Creo que alcancé algún que otro sueño al ascender al cielo. Sensaciones, ángeles y una piel suave y delicada.
Ahora en el infierno el humo y los olores del pasado se mezclan con los fantasmas de mis recuerdos. No lo entiendo, no puedo creer en mi.
Como una serpiente que va reptando por diferentes superficies me siento extraño, apartado, anormal, diferente. Quizá todo cobre sentido algún día. En el atardecer de mis días vuelvo a soñar con la eternidad de mi legado. Tentaciones, asesinos y el fuego de tus ojos...
Sí. Adán está muerto.
Texto: Poesías del Edén (Hector Geronimo)
Photo: Pére Lachaise (HG)
1 comentarios:
Todos llevamos nuestros monstruos dentro...
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