LA CIENCIA DE LOS SENTIMIENTOS

Al entrar en la habitación volví a sentirme libre. Despertando de un sueño eterno, un sueño infinito. Los gritos que suenan en mi cabeza son cada vez más dolorosos, me empujan al abismo.
-¡Las entrañas se consumen!-una frase que retumba en mi mente al pensar en las caras de la gente que amo.
Los libros estaban en el mismo sitio. Ubicados por tamaño y color, ofrecían una estampa de orden absoluto. Al mirarlos me sentía dentro del laberinto de las soluciones, como si cada una de las respuestas deseadas flotara en el mar de sus palabras. Me arrodillo ante la sabiduría, ante la belleza.
Nada volverá a ser como antes. La llave está muy lejos. La celda es cada vez más pequeña.

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