Apenas salimos de casa la lluvia y el frío nos saludaron con un pequeño trueno que sacudió Madrid. Por la carretera hacia el auditorio nos preguntábamos el significado de las letras de Gerard Way mientras observábamos los paisajes mojados de un gris desolador. La carretera estaba congelada, mientras que los latidos de nuestros corazones podían escucharse dentro del vehículo. Probamos sonido en medio de risas y buen ambiente, el local sonaba perfecto y el técnico tenía claro cómo quería hacer que la magia surgiera de nuestras canciones. Cuando subimos al escenario, me imaginé una nave espacial. No sé porqué, quizá el blanco de las paredes, el frío de afuera y la iluminación con tonos celestes me dieron la sensación de futuro, de un viaje interminable hacia lugares mágicos...y eso es lo que intenté desde un primer momento, viajar, hacer viajar al público.
Hacia un lugar desconocido, hacia paisajes mágicos de ensueño, de una novela perdida en nuestros recuerdos.
Hector Geronimo
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