JUEVES, MADRUGADA...

Diferentes sentimientos me invaden. Es verdad que nada es para siempre y que todo pasa. Todo viene y todo va. El tiempo es un arma, un revólver de calibre que nos apunta y dispara cuando pensamos que llegamos a ver la próxima mañana. Las señales se pierden en la niebla y el faro se oculta en medio de la desesperanza. Quizá seamos criaturas perdidas incapaces de llegar a ver el sol. Quizá nunca lleguemos a casa para encontrar de nuevo el calor. Por mi parte, disfruto de la madrugada de este jueves escuchando mi silencio y revolviéndome en mi propia soledad, como un animal herido que se ha perdido en un bosque.
Nada...sólo el ruido de mi respiración.
El premio...?

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