ADIOS...


A buena hora estas hermosas sensaciones de los aires del sur llegaron a lo mas profundo de mi ser. Encontrando aquel calor familiar que como gasolina quema dentro de tu organismo y llena ese vacio que muchas veces es mi unico compañero de viaje.
A buena hora llegaron esas sonrisas porteñas de pequeñas criaturas con alas reencarnadas en mis sobrinas, en un hermoso banquete lleno de vida, dejando atras todo el dolor de la lejania.
A buena hora ha llegado el cariño de mi gente, dejando esos petalos de fuerza clavados uno a uno dentro de mi gran pared de experiencias.
Adios ciudad de hadas, ciudad de pobres corazones, ciudad de vida en flor...
Hasta la proxima.

Texto: Hector Geronimo
Photo: Rebecca Saray

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